
Un concepto que está muy en boga desde hace unos pocos años es el de la sharing economy o economía colaborativa, el modelo de negocios cuyo principio básico es el acceso a la propiedad a modo de intercambio o trueque. Esta innovación de la economía, que se vale de los recursos tecnológicos vigentes, ha entrado con fuerza a nuestro entorno, revolucionando la forma en que hacemos negocios.
Definiendo la economía colaborativa
Una habitación desocupada en casa que podemos ofrecer a un viajero extranjero dispuesto a dictarnos, a cambio, algunas clases de su idioma natal; este es un ejemplo claro de lo que es economía colaborativa, una forma moderna de trueque con el uso de la tecnología que mueve miles de millones de dólares en todo el mundo. La idea es sencilla, un mercado que funciona intercambiando bienes y servicios entre personas que los demandan, sin que necesariamente se use al dinero como medio de pago. Las herramientas principales de las que se vale la economía colaborativa son tecnológicas: páginas web o aplicaciones para dispositivos móviles son las más usadas.
Ventajas de la economía colaborativa
Tal vez, la idea de compartir sin necesidad de lucrar sea el motor de este tipo de economía que, aunque moderna, tiene sus raíces en los trueques que realizaban nuestros antepasados. Al dejar de lado la búsqueda de la rentabilidad financiera se obtiene una reducción significativa en cuanto a costos, lo que lo hace más atractivo para los consumidores. La inmediatez con la que se consigue el bien o servicio es también una gran ventaja de este modelo; los individuos tienen la facilidad de acceder a lo que busca en tiempo real, ya sea con el uso de las plataformas web, las redes sociales o las aplicaciones mediante las cuales se ofertan los servicios.
“Confianza” es la palabra mágica
Por lo general, este modelo se desarrolla a través de grupos que comparten intereses comunes, de ahí que la base para que funcione adecuadamente este sistema es la confianza. Cuando, al realizar algún tipo de intercambio, el usuario causa algún daño o comete una falta en la prestación del servicio, es calificado de forma negativa en el grupo, es por ello que una buena reputación es fundamental para pertenecer al mismo. Sin confianza no sería posible que un individuo preste su auto, acceda a brindar un alojamiento en su hogar, ceda por unas horas un espacio de estacionamiento o encargue su mascota a terceros.
Existen aún varias áreas que no han sido explotadas por la economía colaborativa por lo que el futuro parece prometedor. Muchos ejemplos de empresas exitosas que aplican este modelo de negocio se han conocido en los últimos años, entre ellas, Justpark, una opción ideal para quienes viven en las cercanías de estadios o aeropuertos y tienen un estacionamiento disponible para brindar; la posibilidad de acceder a un espacio para aparcar en puntos estratégicos soluciona el problema de los altos costos o la falta de lugares. Otro ejemplo es Streetbank, una plataforma que facilita el intercambio de objetos entre usuarios cercanos, creando un sentido de comunidad entre los vecinos.