
Cada uno de nosotros tiene algo que nos identifica y distingue de los demás. Una serie de cualidades que van desde la personalidad definida, el conjunto de valores adquiridos, los conocimientos aprendidos y, en general, todo aquello que nos hace únicos y diferentes ante las otras personas. La suma de todo eso es la imagen que proyectamos y determina la manera como nos relacionamos en el mundo; son nuestros activos personales, que incluyen tanto nuestros activos económicos como los culturales y sociales. Aprendamos a identificarlos y potenciarlos.
Capital económico
Nuestro capital económico está compuesto por la suma de todos los recursos y activos que usamos para generar una utilidad o beneficio económico. Entendemos como capital económico al dinero, inmuebles, terrenos, mobiliario, herramientas y, en general, todo aquel activo, tangible e intangible, que nos permita aumentar nuestro patrimonio. El capital económico se va construyendo conforme pasa el tiempo y su tamaño depende de nuestra habilidad y trabajo a lo largo de nuestra vida. El hábito del ahorro y la destreza al realizar nuestras inversiones son factores fundamentales para determinar la acumulación que obtengamos de este tipo de capital.
Capital cultural
El segundo tipo de capital que componen nuestros activos personales es el capital cultural y está determinado por todo aquel aprendizaje y conocimiento que vamos adquiriendo a lo largo de nuestra vida. Nuestra carrera, profesión u oficio es nuestro principal capital cultural y está sustentado con el título o acreditación obtenida. La formación recibida, las aptitudes adquiridas y la experiencia laboral conseguida son los elementos clave en este tipo de capital. También está incluida nuestra relación con la literatura, música, pintura y, en general, todo tipo de manifestación artística que logre ampliar nuestro acervo cultural.
Capital social
Este tipo de activo lo componen todos aquellos recursos que nos confieren cierto nivel de participación o pertenencia a grupos sociales que genere relación con otras personas. Es la variable que establece la colaboración existente entre las personas, el nivel de sociabilidad que tienen y el uso o aprovechamiento de las oportunidades que se tenga como consecuencia de ello. Las fuentes principales de las que se nutre el capital social son la confianza entre los individuos, el afecto, las normas efectivas y las redes sociales. Es importante entender que el capital social no necesariamente es positivo; puede darse el caso en que distintas personas se asocien o agrupen para discriminar o delinquir.
La suma de estos tres tipos de capital componen nuestros activos personales. Es importante conocerlos e identificarlos para lograr potenciarlos a lo largo de nuestra vida; todos ellos derivan del cumplimiento de los objetivos que nos hemos planteado para nuestro futuro. Los activos que definen nuestra persona son la verdadera riqueza que poseemos como seres humanos y es nuestro deber cuidarlos, mantenerlos y enriquecerlos para ser más competitivos.
Aprovecha y elabora tu lista de activos personales, luego, analízala y respóndete las siguientes preguntas: ¿Puedes identificar tus activos personales con facilidad? ¿Estás conforme con lo que has conseguido hasta el momento? ¿Qué vas a hacer para aumentarlos?